Acabo de regresar del Encuentro Anual de Líderes del ConoSur
realizado en Brasilia,capital federal de Brasil.
Fueron tres días de compartir
tiempos fantásticos donde tuvimos la oportunidad
de aprender mucho y consolidar nuestras relaciones.
La única visión fue la de honrar a nuestro
Dios y cumplir con nuestra misión y principal
propósito para el que hemos sido llamados “La
Salvación”.
Tuvimos el privilegio de contar con la presencia
de nuestro hermano Josué Ortega, que en lo personal
fue muy emotivo, ya que hacía 18
años que no nos veíamos. Él es un hombre de
mucho carisma y carácter espiritual, un verdadero
ejemplo de perseverancia, fidelidad, y ante
todo, amor a Dios y la iglesia.
Josué nos habló sobre cómo afirmar el “liderazgo”,
y al mismo tiempo, cómo formar líderes comprometidos,
con una visión celestial.
Personalmente me impactó la frase que dijo:
“La vida cristiana es como un viaje, la meta es
el cielo”, así como cuando emprendemos un viaje
que puede depararnos sorpresas y situaciones buenas
o malas, pero nuestra mirada y deseo es llegar
a la meta o lugar planeado.
De la misma manera debe ser nuestra vida espiritual,
el enfoque debe ser llegar al cielo, asumiendo
riesgos y teniendo la mirada puesta en Cristo, la
única guía que tenemos para llegar a la meta final,
puesto que si no tenemos esta visión, nuestra vida
será sólo un paseo cualquiera.
Esto me hizo reflexionar mucho sobre mi compromiso
espiritual y tomar decisiones radicales en
cuanto a mi relación con Dios y su Palabra, además
de la gran responsabilidad de cuidar de la iglesia.
Van mis más grandes agradecimientos a los hermanos
de Brasil, por su entrega, amor y servicio,
un ejemplo digno de imitar. Todo sea para la gloria
y honra de nuestro Dios. Amén.